Néstor Pinta quedó imputado por encubrir dos hechos de abuso sexual perpetrados en 2015 y 2016 por su padre, Aldo, quien se quitó la vida cuando se enteró que iba a ser acusado.
Al momento de los hechos, era director de Deportes de Carmen de Patagones y profesor de la Escuela Municipal de Canotaje y para la fiscal Marina Lara, “tuvo que saber” que su progenitor estaba cometiendo los hechos y “debió haberlo denunciarlo”.
Además, sostuvo que “tampoco acompañó a las víctimas ni hubo una mirada atenta” porque los abusos eran cometidos en el contexto de los entrenamientos diarios que realizaban bajo su dirección técnica y durante las meriendas que se servían en la casa en la que vivía con su padre y su madre.
La víctima denunciante habló de situaciones que se repetían como un “ritual”. Las alumnas llegaban a la casa de la familia Pinta, tomaban mate con facturas y entrenaban en el gimnasio.
En ese momento, Aldo las hacía pasar a la habitación con la excusa de darles masajes para los que no tenía formación profesional. Lo que hacía, sistemáticamente, era pasarles una botella de plástico por el cuerpo y realizar tocamientos en sus genitales.