Más de 84 mil bahienses viven en la pobreza intensa o severa

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Un informe del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (UNS-CONICET) determinó unos 84 mil bahienses viven en pobreza intensa o severa.

Eso significa que atraviesan por esa situación una de cada cuatro personas, el 25,6 % de la población. Y dentro de ese universo, hay más de 23 mil niños.

El relevamiento subraya que las carencias más destacadas son inseguridad alimentaria, déficit habitacional y falta de cobertura de salud.

La encuesta, que se hizo sobre 1.411 hogares y 3.851 personas, se enfocó en privaciones multidimensionales, es decir, simultáneas o conjuntas (difiere de la medición de pobreza monetaria del INDEC), porque son las que permiten analizar dónde se producen varias carencias al mismo tiempo y, por tanto, situaciones mucho más desfavorecidas que donde se experimentan solo una o algunas.

Falta de cobertura de salud: afecta al 24% de la población.

Ausencia de aportes a la seguridad social: afecta al 24% de los ocupados, ambos vinculados con la alta informalidad laboral.

Rezago escolar: el 17.8% de los niños y adolescentes entre 6 y 17 años que asiste a la escuela tiene retraso escolar de un año o más con respecto a su edad.

Déficit habitacional: el 14% vive en viviendas inadecuadas, ya sea porque son casillas o ranchos, o porque el piso es de ladrillo suelto, tablones u otro (tierra, por ejemplo) o porque la vivienda está afectada en más de la mitad por humedad, poca luz o peligro de derrumbe.

Inseguridad alimentaria: afecta a un 14% de la población. Se trata de hogares donde, por falta de dinero u otros recursos, al menos uno de sus miembros come menos de lo que debe comer; se quedan sin alimentos; sienten hambre y no comen o, en el extremo, pasan un día entero sin comer.

Bajo logro educativo en adultos: afecta a un 14% de las personas de 20 años y más no alcanzaron niveles mínimos de acuerdo con su grupo poblacional.

La

tasa de pobreza multidimensional en barrios vulnerables casi duplica a la tasa en barrios no-vulnerables y la intensidad de la pobreza también es mayor. Por fuera de barrios vulnerables también se identifican personas en hogares multidimensionalmente pobres.

Niñez y adolescencia: los más vulnerables

Uno de cada tres menores de edad (34%), unos 23 mil chicos, habitan en hogares en pobreza multidimensional intensa a severa.

La falta de cobertura de salud y la inseguridad alimentaria tienen mayor incidencia en este grupo que en el de los adultos. Situaciones donde se reducen porciones o directamente se pasa hambre afectan a unos 4 mil menores.

A pesar de esto, el porcentaje de niños que no asisten a la escuela es bajo (0.5%), un indicador positivo tras las desvinculaciones escolares de la pandemia de COVID-19.

Las privaciones que afectan a este grupo son de especial relevancia, porque tienen impacto en el resto de su vida. En particular, los primeros mil días ―desde la gestación hasta los dos años― son considerados una ventana crítica, dada la gran cantidad de conexiones neuronales que se desarrollan en esa etapa y que dependen de condiciones favorables de nutrición y estímulo.

Mediciones comparables 2021-2024

La incidencia de la pobreza multidimensional en 2024 se mantiene esencialmente igual a como se encontraba en 2021, pero se observa una reducción de casi 3 puntos porcentuales en la intensidad, lo que indica una menor simultaneidad de privaciones entre los pobres.

Cabe aclarar que el “punto de partida” (diciembre 2021) coincidió con el momento en el que se terminaba de normalizar la actividad económica post-pandemia. Los datos continúan reflejando una situación social compleja y delicada en la que se entrelazan privaciones en diferentes dimensiones esenciales del bienestar.

El informe:

Informe-Pobreza-Multidimensional-BBca-EISS-2024-web

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